Aunque parezca mentira, seguimos entre los espías de la CIA creados por Robert Ludlum, pero en esta ocasión entramos dentro de los intersticios de la política que siguen los máximos responsables de la misma, los jefes de los espías y sus políticas de ocultar a los mandatarios, y sobre todo a los que están a su lado, los proyectos que tienen entre manos, y nunca mejor dicho, para que tu mano izquierda no sepa lo que está haciendo la derecha, y viceversa.
Tony Gilroy, el guionista de las tres adaptaciones anteriores sobre las novelas de Robert Ludlum, se lanza a escribir el guión adaptado y dirigir esta cuarta entrega, y lo hace desde la misma perspectiva pero sin Bourne ni Matt Damon. Esta entrega se diferencia de las anteriores en el ritmo, donde antes primaba la acción sobre todas las cosas, ahora prima la política de despachos, los agentes desde dentro de las oficinas con sus intrigas y los medios que tienen para conseguir sus fines, sus mentiras y sus verdades desde el punto de vista del secretismo con el que actúan los gerifaltes del espionaje.
Pero no nos deja huérfanos de acción, ni mucho menos. Jeremy Renner interpreta a otro tipo de espía más evolucionado que Bourne, donde la sustancias químicas operan una subyugación más allá de la conciencia del espía, donde las rebeliones de los mismos pueden ser sofocadas por su dependencia de ciertas sustancias, Y ahí es donde entra la doctora interpretada por Rachel Weisz, una investigadora que experimenta con estos nuevos espías.
Desde luego Tony Gilroy no mantiene el pulso narrativo ni rueda las escenas de acción de la forma delirante en las que lo hizo Paul Greengrass (que creo que va a dirigir la quinta entrega también), pero tiene su mérito de una forma menos espectacular, pero igual de efectista. A veces peca mucho más de diálogos aprovechando la vis interpretativa de Edward Norton, Stacy Keach y Albert Finney, y no se olvida de incidir en el hilo conductor de la saga con las apariciones de Scott Glenn, David Strathaim y la maravillosa Joan Allen, que nos prometen una intrigante quinta entrega.
Aunque no llega a la excelencia de sus hermanas anteriores, esta prima hermana sí se merece un notable, 7.