Steven Spielberg con esta producción se corona como uno de los mejores directores del cine de aventuras de la historia, sino el mejor, con su socio George Lucas.
Si las dos entregas anteriores eran muy buenas, esta roza la perfección, una perfección que seguiremos buscando y que esperemos que ambos directores encuentren, porque ello redundará en nuestro propio placer con nuestras almas aventureras que ni el tiempo ni la edad pueden aquilatar.
Gran producción, con una gran banda sonora como siempre, con una espectacular fotografía, con un reparto de verdadero lujo, que empieza por el tristemente desaparecido River Phoenix en el papel de un joven Indiana Jones que nos desvela su primer contacto con el látigo, el sombrero y su cicatriz en la barbilla, algo que acompaña al personaje como sus señas de identidad, y une a Harrison Ford con el maestro Sean Connery en el papel de su padre, un viejo profesor arqueólogo como él, y John Rhys-Davies, que repite papel, y como no, la preciosa mujer de turno, que le corresponde a una guapisima Alison Doody.
Volvemos a los nazis como enemigos irreconciliables ávidos de obtener todas las reliquias sagradas y al objeto de deseo que colma todas las leyendas artúricas o no, el Santo Grial.
Aventuras, acción, belleza, parajes insospechados, grandes escenarios, persecuciones imposibles, enigmas y más enigmas, todo ello en su justa medida para una de las mejores películas de aventuras de la historia.
Sobresaliente, 9 a punto de matrícula de honor. Quizás lo consiga Spielberg en próximas entregas. Por lo pronto, como sus dos antecesoras, figuran en un lugar de honor en mi videoteca como parte de mis películas favoritas.