Joe Wright construye un drama romántico a base de pinceladas de memoria, culpa y belleza. Expiación no solo se ve, se escucha y se siente: se reconstruye en la mente del espectador como lo hace Briony desde su máquina de escribir.
Disfruté especialmente el primer acto: la tensión en la casa, las miradas entre Cecilia y Robbie, los equívocos, y esa biblioteca que arde de deseo. Pero lo que más me atrapó fue cómo se juega con el tiempo, los puntos de vista y los silencios. Los flashbacks están perfectamente colocados para desarmarte.
¿El segundo acto? Más irregular, aunque visualmente imponente. El plano secuencia en Dunkerque es antológico, aunque puede parecer exhibicionista. Aun así, sentí que la historia se ralentizaba… hasta que llega ese final inesperado, donde todo adquiere otro significado. La última escena te deja helado.
Una historia de amor condenada no por la guerra, sino por una mentira infantil y por las decisiones que ya no se pueden deshacer. Quizás no sea redonda, pero sí profundamente conmovedora.
Me ha gustado mucho, sobretodo que te expliquen los hechos desde los puntos de vista de ambas hermanas. El final es muy triste y me ha dejado un poco pocha pero la película en sí está muy bien y tiene muy buenos actores.
Tracta gran quantitat de temes -contradiccions entre percepció i realitat, calúmnia, confrontació social, sentiment de culpa...- de manera força aprofundida. Bona traducció al llenguatge cinematogràfic de la gran novel·la d'Ian McEwan.