Si coges todas y cada una de las constantes del cine de Miyazaki elevadas al cuadrado y las mezclas con una batidora el resultado será un compedio de personajes "made in Ghibli" en escenas inconexas, situaciones ya familiares y arquetipos de otras películas anteriores. Todo ello a modo de piezas de un puzzle recién sacadas de una caja que a simple vista se confunden una con otras, pero no.
Eso mismo es esta película (lo cual no le quita ni un ápice de mérito artístico) pero sigue siendo un puzzle sin acabar.
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Si coges todas y cada una de las constantes del cine de Miyazaki elevadas al cuadrado y las mezclas con una batidora el resultado será un compedio de personajes "made in Ghibli" en escenas inconexas, situaciones ya familiares y arquetipos de otras películas anteriores. Todo ello a modo de piezas de un puzzle recién sacadas de una caja que a simple vista se confunden una con otras, pero no.
Eso mismo es esta película (lo cual no le quita ni un ápice de mérito artístico) pero sigue siendo un puzzle sin acabar.