Nuevamente Seagal en su papel de inmigrante italiano que pertenece a la Policía, en una de sus venganzas épicas entre amigos de toda la vida, donde uno de ellos, Richie, ciego de drogas, se dedica a asesinar indiscriminadamente a quien se le pone de por medio, entre ellos a uno de sus amigos de la infancia e íntimo de Seagal.
Mucha acción, mucho aikido, raciones de balas por doquier, acción y más acción es lo que nos puede ofrece Steven Seagal con su peculiar estilo, aunque sus dotes como actor están un tanto mermadas por su incapacidad para representar sentimientos, sean de ira o de alegría, siendo un tipo impávido hasta que se pone a pelear con su peculiar forma de meter en la misma coctelera artes marciales, tirador de élite y marine del ejército.
Una más para sus incondicionales, que saben lo que pagan y por qué. Interesante, 6.