Gerardo Herrero, del que únicamente había visto la película "Heroína" sobre la madre gallega que sigue luchando contra los narcotraficantes gallegos como una verdadera heroína, se lanza a la adaptación de la novela de Ignacio del Valle sobre un asesino en el frente ruso que mata a soldados españoles enrolados como voluntarios, casi todos de la Falange, en la División Azul, con la que el dictador Francisco Franco pagó parte de los favores y ayudas recibidas de Adolf Hitler en su sublevación militar en España que a la postre le mantuvo en una dictadura de cuarenta años, hecho por el que poco o nada se ha visto en el cine sobre estos hombres que dieron su vida por unos ideales y que tuvieron participación activa en la II Guerra Mundial en el bando fascista, con la bandera española del aguilucho junto a las enseñas nazis y el retrato de Franco junto al de Hitler, que nadie se lleve a engaño.
Aunque la película se queda a caballo, y no precisamente los congelados en la primera escena, entre un thriller de investigación criminal y un episodio bélico, ya que finalmente Herrero a pesar de los medios con los que cuenta ni desarrolla la investigación criminal de forma coherente dejándola un tanto deslavazada en cuanto al móvil y los motivos del asesino hasta el final, con una más que dudosa resolución, ni tampoco es un episodio bélico como tal, aunque la guerra siempre está presente.
Aseada actuación del soldado raso Juan Diego Botto, inspector de policía en la vida civil, y su sargento, interpretado por el siempre acertado Carmelo Gómez que le ayuda en la investigación, aunque ni siquiera su actuación consigue dar brillantez a la novela de Ignacio del Valle bastante mejor estructurada que la película y que desarrolla en todos sus límites el suspense en el descubrimiento de la identidad del asesino y sus motivos.
Con todo, es digna de verse por el tema que trata enmarcado en aquélla Guerra Mundial y en una División Azul de la que poco o nada hemos visto en el cine, sobre todo tras el final de la dictadura y la entrada de la democracia, quizás porque no deja de ser un punto negro de nuestra historia reciente y aún sigue levantando ampollas.