Supongo que aunque no tengas guión, ni diálogos, ni talento, cualquier producto cinematográfico es vendible, y más si va aderezado con grandes nombres, aunque no pasen de ser secundarios con un limitadisimo talento que les ha servido para rellenar, al menos, los casting de otras producciones.
En esta no les llega cuando ellos deben ser protagonistas de un engendro de película desde luego muy olvidable.
Ahorrense pasar este purgatorio. Malísima, 1.