Despropósito total y absoluto lo que nos presenta el bueno de Frank Oz. Posiblemente sea una de las comedias más lamentables que he visto en mi vida, eso sí, con unos respetabilísimos actores que se impregnan y transmiten la misma mediocridad que plasma el guión y realiza el director. Es difícil que una comedia no te arranque ni siquiera una sonrisa, pero es que es tan mala que te dan ganas de llorar del extraordinario ridículo que hacen actores de la talla de Broderick y Walken, con un machismo exacerbado, y una Close, Midler y Kidman con una cursilería de otras épocas.
Consejo para la productora, estos productos jamás deben llegar a las salas de exhibición. Desprestigian toda una industria.