Si por algo destaca este flojo western es por intentar reivindicar la figura de la mujer en el duro Oeste norteamericano, donde la que no era la fiel y abnegada esposa era carne de prostíbulo. Jane, caracterizada por Natalie Portman, no casa en el papel, aunque realmente estaba abocada a uno de ellos y realmente convive con el otro.
La historia no enamora, aunque tiene sus grandes momentos de acción, porque el guión es flojo y rutinario, apenas nos presenta a los personajes principales, y prácticamente solo se centra en Jane y su determinación por sobrevivir en un mundo de hombres y donde se encuentra rodeada por forajidos. Además, una actriz tan preciosa que parece una porcelana no casa con la rudeza de aquellos tiempos donde el polvo y las privaciones eran los verdaderos protagonistas, y ella parece que sale siempre a escena después de una buena ducha y un buen masaje, límpida y bella.
Aprobado, 5.