Película francesa valiente, que reconoce abiertamente lo que la gran mayoría de los franceses, que hoy sacan pecho con su igualdad, libertad y fraternidad, quieren ocultar y es que durante la Segunda Guerra Mundial colaboraron voluntariamente con los nazis en el mayor genocidio de la historia contra el pueblo judío.
Mientras vemos la redada que se realizó en París para encerrarlos en el famoso velódromo en condiciones infrahumanas, lo que realizaron sin tapujos miles de gendarmes franceses con total impunidad, Rose Bosch nos ofrece breves minutos con Hitler y su acólito Himmler ideando el plan, y se ve al infame Mariscal Petain con sus colaboradores aceptandolo y llevándolo a cabo.
Una vergonzosa mancha para el país más liberal de Europa, que ahora vuelve a sus raíces fascistas dando la mayoría en las urnas a la ultraderecha francesa de Le Pen, los herederos del nacional socialismo nazi.
Es una pena como muchas películas de esta temática son prácticamente escondidas para ocultar la verdad de aquel holocausto que muchos niegan hoy abiertamente. Qué pena de humanidad.
Para que nunca más se vuelva a producir, para que no se olvide los millones de inocentes masacrados por su credo, por todos aquéllos niños que el único pecado que cometieron fue nacer en el seno de una familia judía, hay que levantar la voz contra sus verdugos homicidas y sus herederos, que se pudran en el infierno.
Mi nota, un notable 8, y recomendadisima para todos aquéllos que todavía tengan un rastro de humanidad. Les conmoverá.