Gatillero es una de esas sorpresas que no esperas del cine argentino: un thriller rodado íntegramente en plano secuencia que no te suelta en ningún momento. La cámara se convierte en un personaje más, respirando la misma tensión que El Galgo mientras atraviesa una Isla Maciel caótica, peligrosa y vibrante.
La actuación de Sergio Podeley es brutal: física, emocional, siempre al límite. Lleva el peso de la película sin caer en la sobreactuación y sostiene la tensión durante todo el recorrido en tiempo real. Técnicamente es impecable para un film de este presupuesto: persecuciones, coreografías, cambios de escenario y ritmo siempre sostenido.
El guion es sencillo, directo y funciona; aquí lo importante es la experiencia. Algún diálogo subrayado de más y ciertos matices sociales podrían haberse trabajado mejor, pero nada que arruine el viaje.
Un thriller poderoso, distinto, muy bien filmado y que mantiene la adrenalina al máximo.
Mi nota: 8. ✔️