La reseña de que está basada en hechos reales, te sugestiona para estar más predispuesto a ver terrores y miedos donde no los hay, o no los puede haber.
La historia de un adolescente que padece un cáncer prácticamente terminal, la dureza de los tratamientos con quimioterapia que queman la células enfermas, pero también las sanas, las propias contraindicaciones médicas, la debilidad del paciente, y la sugestión, la maldita sugestión en una casa antigua, donde descubres que existía una funeraria y donde a través de flashbacks, el director Peter Cornwell, te va repasando hechos del pasado, la música que te incide en los planos y los sucesivos sustos, por más trillados que estén y por más predecibles que sean, no evitan esa atmósfera que te induce al terror y a los miedos de tu subconsciente.
Buenas actuaciones, con Kyle Gallner a la cabeza, bien secundado por Elias Koteas y la atractiva Virginia Madsen, adornan el producto final, que es bastante bueno viendo la media.
Interesante, 6.