Es una película de ficción, aunque pudiera estar basada en hechos reales, pues muchos mercantes alemanes, antes de la invasión nazi de Polonia que dio inicio a la Segunda Guerra Mundial mercadeaban por todos los océanos y mares del mundo. El guión está basado en la novela de Andrew Geer.
Con gran pulso narrativo, John Farrow basándose en una gran fotografía, un excelente montaje y una banda sonora suficiente, nos cuenta esta historia donde un oficial inglés torna su amistad en odio contra su amigo, un capitán alemán, que además, le birla la novia cuando sus dos naciones entran en guerra, y le persigue hasta la extenuación a pesar de la ínfima posibilidad de que un mercante le plante cara a un buque de guerra.
Un siempre correcto John Wayne da vida al capitán alemán que se enamora de la espía alemana, todo un sex simbol de las décadas de los 40 y 50, Lana Turner, que coleccionaba esposos en la vida real gracias a ese cabello rubio oxigenado y su indudable atractivo y sensualidad, aunque a mí no me ha dado ninguna sensación de química sexual entre ambos actores.
Más que bélica, es una película de aventuras en el mar de la que surge una rebuscada historia romántica.
Sólo aprobado, 5.