Crítica

¿Estamos ante una de las mejores sitcom que puedes encontrarte a día de hoy? Desde mi punto de vista la respuesta es afirmativa.

Cierto que, como sucede en series tan largas, nos solemos encontrar con capítulos más flojos que otros. Pero el gran potencial de esta serie son todos sus personajes, los cuales tienen historias que contar de una forma muy "llamativa".

De esta forma, si en un capítulo salen unos pocos minutos un personaje muy querido por el espectador… no lo echas en falta ni lo más mínimo, ya que ese tiempo es recogido por otro personaje carismático que sorprenderá a la audiencia.

Todo eso sin contar la gran química que tiene cada uno de los personajes, haciendo que el espectador se meta de lleno en la trama y no quieras dejar de ver la serie en ningún momento.

Aunque, hay que contarlo todo, Michael Scott se hace de odiar en los primeros capítulos, todo va cambiando según avanzamos en la serie, llegando a ser en unos de los más queridos de la serie.

Sin duda alguna, es una de las pocas series que recomendaría sin pensármelo ni un solo segundo.