Superproducción italo-americana sobre el héroe de la reconquista español Rodrigo Díaz de Vivar, al que los moros le dieron el sobrenombre del Cid, y que a lomos de su caballo "Babieca" y con sus espadas, "la Colada" y "la Tizona" representaban el verdadero espíritu español de no darse nunca por vencido. De hecho dice la leyenda que a lomos de Babieca y después de muerto ganó su última batalla en Valencia.
No se repararon en medios ni en gastos en esta adaptación libre que Hollywood hizo del héroe español, película que se rodó por media geografía española aprovechando nuestra riqueza cultural y arquitectónica, y los muchos castillos medievales que aún quedan en pie.
Dirigida por el maestro Anthony Mann con un avezado Charlton Heston, que se crecía en los grandes papeles biográficos, y con la salvaje belleza de Sophia Loren y tomándose todas las licencias argumentales del mundo, "El Cid" es una bella película histórica, la mejor del mundo a los ojos de otro maestro como Martin Scorsese, y si lo dijo él, no estoy yo para llevarle la contraria.
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Superproducción italo-americana sobre el héroe de la reconquista español Rodrigo Díaz de Vivar, al que los moros le dieron el sobrenombre del Cid, y que a lomos de su caballo "Babieca" y con sus espadas, "la Colada" y "la Tizona" representaban el verdadero espíritu español de no darse nunca por vencido. De hecho dice la leyenda que a lomos de Babieca y después de muerto ganó su última batalla en Valencia.
No se repararon en medios ni en gastos en esta adaptación libre que Hollywood hizo del héroe español, película que se rodó por media geografía española aprovechando nuestra riqueza cultural y arquitectónica, y los muchos castillos medievales que aún quedan en pie.
Dirigida por el maestro Anthony Mann con un avezado Charlton Heston, que se crecía en los grandes papeles biográficos, y con la salvaje belleza de Sophia Loren y tomándose todas las licencias argumentales del mundo, "El Cid" es una bella película histórica, la mejor del mundo a los ojos de otro maestro como Martin Scorsese, y si lo dijo él, no estoy yo para llevarle la contraria.
Notable, 8.