Todos conocemos a Steven Seagal y lo que es capaz de hacer. Y lo que hace te puede gustar o no, pero como todos sabemos lo que ofrece, si te sientas a ver una película de él, sabes que te va a gustar más o menos, pero siempre te va a dar acción, su particular forma de luchar y de practicar esas coreografías tan particulares, su estereotipada cazadora de cuero para ocultar su incipiente obesidad y un par de caras bonitas a las que mira y no toca para que acompañen y seduzcan al espectador.
Esta no es diferente, se enfrenta a unos asesinos en serie a su peculiar manera, como un duro y respetado inspector de homicidios que golpea y golpea a los detenidos y los sospechosos saltándose a la torera las leyes y los derechos de los que atrapa. Guión como casi siempre corto, con unos flashback de su pasado como algo innovador que justifica su mala leche o al menos trata de hacerlo.
Un 5 por el esfuerzo de Seagal.