Pocas veces una secuela tiene que ver menos con su original. Cameron, director inteligente donde los haya, y siempre un tanto comercial, cambia radicalmente la atmósfera opresiva del 8º pasajero y el terror que destila dicha cinta, por una película de pura acción con una Sigourney Weaver como directora de orquesta, que deja los miedos de la primera entrega por una convicción de venganza, de supervivencia, de manejar el cotarro, de verdadera heroína para llegar a extinguir a esas criaturas buscando su origen para erradicarlas.
Ya conocemos como son los Aliens, a diferencia de la primera entrega, las sorpresas no vienen ya dadas por su presencia y su aspecto, sino por la esencia de los mismos, y no contamos con un solo pasajero, tenemos infinidad de ellos. Como siempre, los oscuros tejemanejes de la compañía para la que trabajan ponen ese deje de codicia y de corrupción necesario para la vuelta al planeta oscuro y tenebroso donde nos presentaron al primer alien, y los marines americanos ayudan a la Weaver y a Cameron para darnos acción durante prácticamente toda la película, logradísima. Es una obra de arte en sí misma, lástima lo que hicieron en las entregas posteriores.
Y esta es la excepción, que confirma la regla... No todas las segundas partes tienen que ser malas. Esto es lo que se tenia que haber explotado en la 3º y la 4º.
Y me encanta, todo excepto la niña, a la niña que la den.