Jugar en Bolsa, subir el precio de las acciones, luego bajarlo, utilizar la información privilegiada, recomprar lo vendido, y quedarse con los pingües dividendos. Dinero fácil. Sinvergüenzas con traje y corbata de mil euros, zapatos lustrados, coches de lujo y mujeres bellas y serviciales, todo eso es Wall Street, y mucho más.
Grandes interpretaciones de los yonkis del dinero, Michael Douglas y Charlie Sheen, y un abnegado sindicalista, como su padre Martin Sheen, en esta película que nos muestra el mundo de las finanzas y de los tiburones bursátiles, esos que cogen una empresa fructífera y la venden por partes sólo para ganar más dinero, más fácil y en el mínimo tiempo posible, para comprar otra y hacer lo mismo.
Gran película de Oliver Stone en la dirección, mostrandonos todos los entresijos del poder y del dinero y de los que los detentan, aunque acaben en prisión por esa codicia desmedida, ese pecado capital que siempre llama a nuestra puerta a ver si estamos dispuestos a dar el paso y caer en las garras del lujo deslumbrante, de amasar dinero fácil para ser millonario en el menor tiempo posible.
Notable, 8.