No cabe duda de que Henry Hathaway era uno de los mejores directores de Hollywood. Diseñó un papel de antihéroe para John Wayne, viejo, gordo, tuerto, alcohólico, cansado, hasta sucio y feo, y todo ello a través de los ojos de una joven adolescente intransigente, pero limpia y pura que busca venganza por el asesinato de su padre.
Gran papel de un avejentado John Wayne, galardonado con el Oscar por su inolvidable actuación, repitiendo personaje unos años después y en su penúltima película, acompañado de la gran Catherine Hepburn, en "El rifle y la Biblia"; y una extraordinaria actuación de la "hermanita", Kim Darby, esa niña obstinada, repipi y redicha que le ofrece un lugar a su lado para el descanso eterno en una de las escenas más entrañables que recuerdo.
Sin duda, una pequeña obra de arte.
Sobresaliente, 9.