Muy floja cinta bélica la dirigida por Stuart Heisler donde una patrulla de marines, después del infierno de Guadalcanal, se encuentran en otra isla del archipiélago infestada de japoneses, que han preparado una trampa mortal para los marines que desembarquen, trampa descubierta por un francés que sobrevive en su plantación junto a su hija.
Batiburrillo de sentimientos, reproches y remordimientos que no llevan a ningún sitio, y mucho menos la historia de amor y celos que adorna una cinta que sólo se salva por la belleza de Hawaii y sus parajes de ensueño.
Insulsas interpretaciones de Frank Lovejoy y Tony Curtis, donde sólo destaca Eduard Franz en su conciso papel.
Deficiente, 3.