Secuela trasnochada de aquél éxito de taquilla y del icónico cruce de piernas de Sharon Stone que quedará para la historia del cine. 14 años después, la rubia sexy y seductora se reencuentra con su personaje, y a pesar de su madurez, no cabe duda de que esta mujer es una belleza, tan sexy y seductora como siempre. Es como el consejo de tu padre antes de casarte "buscatela guapa y delgada, y que sepa cocinar, que ya se te pondrá fea y gorda, pero al menos comerás bien", con la Stone y tras catorce años seguirás embebido en la lujuria y el erotismo.
Escribía yo en la crítica de "Instinto básico":
"Guión excelso, que te mantiene siempre pendiente del próximo giro para intentar que tu sospechoso sea el culpable, pero siempre hay algo que no cuadra, que te crea la duda razonable, que te impide tener la certeza de quién y porqué se producen los sucesivos asesinatos. Erotismo elevado a la máxima potencia, no sexo ni porno sin más, como elemento básico de la trama, pasión en cada escena de Sharon Stone, a la que te comes con la mirada siempre, de esa mujer sexy que te enamora, de ese pibón con el que nunca piensas que puedes estar porque se asemeja a tus sueños más inconfesables, a ese gusto por el sexo, por el lujo, por el frenesí, por el placer que duele, y siempre con la intriga de que cuando llegues al éxtasis el instante siguiente te depare una sorpresa indeseada", y no me queda otra que afirmarme y ratificarme en lo dicho.
Sin embargo, esta secuela se podría haber evitado sino fuera por el afán recaudatorio de la productora, y excepto Sharon, el resto del reparto deja mucho que desear, a excepción de Charlotte Rampling, elegante actriz.
Con todo, su nota no debe bajar del 6, pues la trama es estimable, y el suspense se mantiene hasta el final. Recomendada a los enamorados del mito erótico que envejece perfectamente...