Es una mezcla extraña de géneros que no termina de cuajar. Desde el inicio se siente desordenada, con cortes bruscos y una falta clara de contexto —quizá porque depende demasiado de haber visto la primera entrega. Aunque mejora levemente con el avance, nunca logra enganchar del todo. Personalmente, no conecté ni con la historia ni con los personajes, y por momentos solo quería dejar de verla. Aun así, me quedó rondando una idea que surgió en medio del caos: si no podemos controlar nuestro propio destino, mucho menos el tiempo. Me dejó pensando que, por más que uno quiera cambiar el pasado, a veces lo más sano es no interferir con el curso natural de las cosas.