Película que recoge un momento histórico tras la rendición de Japón a los EE UU tras los indiscriminados bombardeos sobre su población civil que prácticamente destruyeron todo el país, y el lanzamiento de sendas bombas atómicas sobre las localidades de Hiroshima y Nagasaki, que convencieron a los japoneses, o al menos a gran parte de ellos, incluido su Dios/Emperador de firmar la rendición ante el General Macarthur.
Todo el protagonismo para Matthew Fox en el papel de un desconocido general al que sus conocimientos del Japón y de los japoneses le llevó a informar sobre la idoneidad de ejecutar al Emperador como criminal de guerra o permitirle conservar su trono. Hechos históricos con personajes históricos en este biopic que nos presenta Peter Webber con el pero del poco metraje que concede al genial Tommy Lee Jones, aunque el montaje y la fotografía son de una corrección meridiana.
Aunque parezca insustancial, la historia de amor del general que interpreta Fox con la nipona le sirve al director para desentrañar la mentalidad japonesa, esa cultura ancestral donde el honor y la obediencia del código samurai estaba por encima de todo, y como bien señalan, aunque Japón parezca el país más occidentalizado de Asia, lo que realmente perdura son sus más de dos mil años de historia que formaron las tradiciones, la cultura y la idiosincrasia del pueblo japonés en contraposición a la insultante juventud de EEUU de América.
Una pequeña joya histórica para curiosos. Interesante, 6.