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Lágrimas, sí, las de emoción al ver ese épico final que me corren a pesar de haberlo visto una docena de veces, de rememorarlo y de volverlo a ver como si fuera la primera vez, Rocky, el boxeador todo corazón y cero técnica se proclamó campeón del mundo a base de corazón, de coraje y de voluntad.
La película, a pesar de haber transcurrido tres años desde la filmación de la primera, empieza recordando el último asalto y llevando a ambos púgiles al hospital, donde a Rocky le aconsejan que deje el boxeo por los daños importantes en su ojo.
Ahí empieza la evolución del personaje, hasta una periodista le dice que si los golpes le han producido daño cerebral por la cortedad y las dificultades que tiene Rocky al expresarse, lo que se hace patente y quizás excesivo en sus primeros intentos para ganarse la vida fuera del cuadrilátero, donde parece más un niño chico que un boxeador que a punto estuvo de proclamarse campeón del mundo.
Y Rocky, consciente quizás por primera vez de sus limitaciones, pone de su parte todo lo posible para evolucionar, parece que en vez de dar dos pasos para atrás tras la tremenda paliza recibida en el combate, sus neuronas dormidas se van regenerando poco a poco, y de ser un verdadero bobalicón se va convirtiendo en un boxeador más avezado, y consigue expresarse a pesar de sus carencias al menos correctamente.
La vida, las deudas, el paro y sus nuevos compromisos familiares, y sobre todo la campaña que orquesta Creed para celebrar una revancha, hacen que Mickey valore las posibilidades de Rocky para poder vencer al campeón, y a fé que lo consigue más o menos convincentemente tras los duros entrenamientos.
El resto es historia, un combate que enardece al espectador ante la clara inferioridad técnica de Rocky y las limpieza con la que le entran los golpes de Apollo, como diría un comentarista de todos conocido, "...limpio como una mañana de primavera...", a lo que Rocky sólo puede oponer su fortaleza y su pundonor.
Para mí esta película es una verdadera matrícula de honor, de 10 sin ninguna duda, dramática hasta el límite y excepcional para todos los amantes del boxeo, siguiendo uno por uno todo lo ya ganado en su primera entrega, pero sublimando hasta casi la perfección ese final. Un lujo, señor@s. un verdadero lujo.
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Lágrimas, sí, las de emoción al ver ese épico final que me corren a pesar de haberlo visto una docena de veces, de rememorarlo y de volverlo a ver como si fuera la primera vez, Rocky, el boxeador todo corazón y cero técnica se proclamó campeón del mundo a base de corazón, de coraje y de voluntad.
La película, a pesar de haber transcurrido tres años desde la filmación de la primera, empieza recordando el último asalto y llevando a ambos púgiles al hospital, donde a Rocky le aconsejan que deje el boxeo por los daños importantes en su ojo.
Ahí empieza la evolución del personaje, hasta una periodista le dice que si los golpes le han producido daño cerebral por la cortedad y las dificultades que tiene Rocky al expresarse, lo que se hace patente y quizás excesivo en sus primeros intentos para ganarse la vida fuera del cuadrilátero, donde parece más un niño chico que un boxeador que a punto estuvo de proclamarse campeón del mundo.
Y Rocky, consciente quizás por primera vez de sus limitaciones, pone de su parte todo lo posible para evolucionar, parece que en vez de dar dos pasos para atrás tras la tremenda paliza recibida en el combate, sus neuronas dormidas se van regenerando poco a poco, y de ser un verdadero bobalicón se va convirtiendo en un boxeador más avezado, y consigue expresarse a pesar de sus carencias al menos correctamente.
La vida, las deudas, el paro y sus nuevos compromisos familiares, y sobre todo la campaña que orquesta Creed para celebrar una revancha, hacen que Mickey valore las posibilidades de Rocky para poder vencer al campeón, y a fé que lo consigue más o menos convincentemente tras los duros entrenamientos.
El resto es historia, un combate que enardece al espectador ante la clara inferioridad técnica de Rocky y las limpieza con la que le entran los golpes de Apollo, como diría un comentarista de todos conocido, "...limpio como una mañana de primavera...", a lo que Rocky sólo puede oponer su fortaleza y su pundonor.
Para mí esta película es una verdadera matrícula de honor, de 10 sin ninguna duda, dramática hasta el límite y excepcional para todos los amantes del boxeo, siguiendo uno por uno todo lo ya ganado en su primera entrega, pero sublimando hasta casi la perfección ese final. Un lujo, señor@s. un verdadero lujo.