No cabe duda de que no estamos acostumbrados a ver películas de este tipo, donde el guión se queda en un hilo conductor para devenir en un apocalipsis de acero, sudor, sangre y miembros cercenados, en virtud de una venganza que se espera desde el minuto uno de la película en aras de un trasnochado sentido del honor.
Dirigida y producida por orientales, Kazuaki Kiriya (director de "Goemon" y " Casshern" ambas de nacionalidad japonesa) y esta que nos ocupa de nacionalidad coreana del sur, con actores occidentales, que ni tan siquiera se exhibió en las Salas de cine y quedó para el residual mercado del DVD y VoD.
Grandes coreografías típicamente orientales, pero más de capa y espada a lo que estamos acostumbrados los occidentales, con un desaprovechado Morgan Freeman y un Clive Owen que todavía no ha conseguido salir de su primer rictus facial.
Con todo, se merece un aprobado, 5. Y señalar que sin duda entretiene, sin necesidad de perder neurona alguna dada su simpleza y originalidad.
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No cabe duda de que no estamos acostumbrados a ver películas de este tipo, donde el guión se queda en un hilo conductor para devenir en un apocalipsis de acero, sudor, sangre y miembros cercenados, en virtud de una venganza que se espera desde el minuto uno de la película en aras de un trasnochado sentido del honor.
Dirigida y producida por orientales, Kazuaki Kiriya (director de "Goemon" y " Casshern" ambas de nacionalidad japonesa) y esta que nos ocupa de nacionalidad coreana del sur, con actores occidentales, que ni tan siquiera se exhibió en las Salas de cine y quedó para el residual mercado del DVD y VoD.
Grandes coreografías típicamente orientales, pero más de capa y espada a lo que estamos acostumbrados los occidentales, con un desaprovechado Morgan Freeman y un Clive Owen que todavía no ha conseguido salir de su primer rictus facial.
Con todo, se merece un aprobado, 5. Y señalar que sin duda entretiene, sin necesidad de perder neurona alguna dada su simpleza y originalidad.