Intenso y violento drama carcelario donde las injusticias llevan a los hombres encarcelados a convertirse en meros animales que buscan sobrevivir un día más, unas horas más, donde las condenas judiciales se incrementan hasta la cadena perpetua o la pena de muerte, dependiendo del Estado, por los hechos acaecidos dentro de las prisiones y fruto de la vida en reclusión.
Grandes actuaciones de dos actores venidos a menos, prácticamente de serie B, que aquí realizan dos sólidas actuaciones con sugerentes y acertados diálogos en sus horas de compartir encierro, como son Val Kilmer y Stephen Dorff, y un Harold Perrineau al que recuerdo con ternura por su interpretación en la serie "OZ" de Augustus Hill.
Quizás no llega al sobresaliente porque falta darle más profundidad a las motivaciones que llevan a los carceleros a tratar de forma tan deshumanizada a los convictos. Que se apriete los machos el nuevo Presidente de EEUU, Donald Trump, que no hace más que levantar muros, también los de las prisiones donde se pudren dos millones de convictos, con mil más cada semana, y esos son números de hace prácticamente diez años.
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Intenso y violento drama carcelario donde las injusticias llevan a los hombres encarcelados a convertirse en meros animales que buscan sobrevivir un día más, unas horas más, donde las condenas judiciales se incrementan hasta la cadena perpetua o la pena de muerte, dependiendo del Estado, por los hechos acaecidos dentro de las prisiones y fruto de la vida en reclusión.
Grandes actuaciones de dos actores venidos a menos, prácticamente de serie B, que aquí realizan dos sólidas actuaciones con sugerentes y acertados diálogos en sus horas de compartir encierro, como son Val Kilmer y Stephen Dorff, y un Harold Perrineau al que recuerdo con ternura por su interpretación en la serie "OZ" de Augustus Hill.
Quizás no llega al sobresaliente porque falta darle más profundidad a las motivaciones que llevan a los carceleros a tratar de forma tan deshumanizada a los convictos. Que se apriete los machos el nuevo Presidente de EEUU, Donald Trump, que no hace más que levantar muros, también los de las prisiones donde se pudren dos millones de convictos, con mil más cada semana, y esos son números de hace prácticamente diez años.
Notable, 7.