Fascinante película que otorga un notable a la profundidad de los sentimientos, al amor, al odio, al transcurso del tiempo, hasta la irracional pasión por un deporte y unos colores, todo acompañado de sonrisas lánguidas, miradas profundas, y más cosas que se callan que las que se dicen, aquello que Simon y Garfunkel describieron perfectamente en esa pequeña obra de arte que son "Los sonidos del silencio".
Juan José Campanella junto al novelista Eduardo Sacheri adaptan esta pequeña obra de arte que va directa al corazón, a los sentimientos más profundos, a esa máquina de escribir donde la "a" no aparece en el papel que escribes, aunque luego aparece soslayando el sentimiento que a pesar del transcurso de veinticinco años sigue ahí, a flor de piel, transportándonos en un flashbacks sostenido del presente al pasado, y del pasado al presente.
Grandes actuaciones de todo el plantel, destacando como siempre Ricardo Darín por su cercanía, por su sonrisa abierta, sin malicia, y la desconocida para mí Soledad Villamil, todo un descubrimiento... Le dieron un Oscar a la mejor película de habla no inglesa, y sin duda uno de sus encantos es sin duda el tono argentino del castellano en ese idioma que suena a tango.
votos
Fascinante película que otorga un notable a la profundidad de los sentimientos, al amor, al odio, al transcurso del tiempo, hasta la irracional pasión por un deporte y unos colores, todo acompañado de sonrisas lánguidas, miradas profundas, y más cosas que se callan que las que se dicen, aquello que Simon y Garfunkel describieron perfectamente en esa pequeña obra de arte que son "Los sonidos del silencio".
Juan José Campanella junto al novelista Eduardo Sacheri adaptan esta pequeña obra de arte que va directa al corazón, a los sentimientos más profundos, a esa máquina de escribir donde la "a" no aparece en el papel que escribes, aunque luego aparece soslayando el sentimiento que a pesar del transcurso de veinticinco años sigue ahí, a flor de piel, transportándonos en un flashbacks sostenido del presente al pasado, y del pasado al presente.
Grandes actuaciones de todo el plantel, destacando como siempre Ricardo Darín por su cercanía, por su sonrisa abierta, sin malicia, y la desconocida para mí Soledad Villamil, todo un descubrimiento... Le dieron un Oscar a la mejor película de habla no inglesa, y sin duda uno de sus encantos es sin duda el tono argentino del castellano en ese idioma que suena a tango.
Notable alto, 8.