Una de las mejores cintas de Cine negro jamás filmada, que rodó un genio como Howard Harks. Una preciosa y joven Lauren Bacall poniéndole ojitos a Bogart "si me necesitas, sílbame", y claro Bogart, no sólo en la película, sino durante toda su vida se la pasó silbándola.
Filmada en plena Guerra Mundial, y localizada en la Isla de Martinica con la Francia ocupada por los nazis, en la isla se enfrenta la policía del gobierno de Vichy, contra los franceses libres del general De Gaulle, a los que ayuda por dinero el capitán de un barco de pesca deportiva encarnado por Bogart.
Sobresaliente película encarnada por esta pareja mítica, un 9. Voy a ver otra obra maestra protagonizada por ellos, "el sueño eterno". Es lo que tiene rememorar estas verdaderas obras de arte en blanco y negro, con esas atmósferas llenas de humo de tabaco que algunos añoramos tanto. Todavía me despierto, tras una decena de años, buscando el primer cigarrillo del día, sin que logre erradicar ese sueño eterno de mi memoria y mi cuerpo. Lo agradecen, sin duda, mis pulmones.
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Una de las mejores cintas de Cine negro jamás filmada, que rodó un genio como Howard Harks. Una preciosa y joven Lauren Bacall poniéndole ojitos a Bogart "si me necesitas, sílbame", y claro Bogart, no sólo en la película, sino durante toda su vida se la pasó silbándola.
Filmada en plena Guerra Mundial, y localizada en la Isla de Martinica con la Francia ocupada por los nazis, en la isla se enfrenta la policía del gobierno de Vichy, contra los franceses libres del general De Gaulle, a los que ayuda por dinero el capitán de un barco de pesca deportiva encarnado por Bogart.
Sobresaliente película encarnada por esta pareja mítica, un 9. Voy a ver otra obra maestra protagonizada por ellos, "el sueño eterno". Es lo que tiene rememorar estas verdaderas obras de arte en blanco y negro, con esas atmósferas llenas de humo de tabaco que algunos añoramos tanto. Todavía me despierto, tras una decena de años, buscando el primer cigarrillo del día, sin que logre erradicar ese sueño eterno de mi memoria y mi cuerpo. Lo agradecen, sin duda, mis pulmones.