Me ha sorprendido la película de ese genio de nuestro tiempo que es Tarantino, porque aunque su forma de construir los diálogos, mitad estúpidos y sin sentido, mitad explicando hasta la saciedad lo que ya es obvio como si deseara que el espectador no se pierda nada y siga la película con facilidad sin darle muchas vueltas, es inconfundible. Quizás si puede extrañar esa ausencia de sangre a chorros, esa limitada violencia que componen gran parte de su obra bien aderezada con situaciones extrañas y buenas dosis de humor, pero sin duda esta película huele a "tarantina" por todos los lados, hiede a su toque personal e intransferible.
Curioso el tratamiento de los personajes y de los actores que lo representan, más allás de contar con uno de sus iconos de siempre, que realiza otras de sus mejores interpretaciones y que sin lugar a dudas comprende lo que el director desea de él y lo hace con muchísima naturalidad dentro de los personajes extravagantes que crea el director, como Samuel L. Jackson. Le da todo el protagonismo a Pam Grier, actriz de éxito de los ochenta que estaba prácticamente prejubilada cuando se realizó esta película, y que sin duda vuelve por todo lo alto exhibiendo su atractiva madurez y jactándose de ella. En vez de utilizar a De Niro o Michael Keaton como su cómplice, actores de mucho mayor empaque, los utiliza como secundarios de lujo junto con la atractiva Bridget Fonda, y le da el papel a un secundario de verdad como Robert Forster que estuvo nominado a los Oscar por su excepcional trabajo.
Película interesante, que utiliza Tarantino al máximo para recrearse con ello y echarse una larga carcajada, sobre la codicia humana y ese desmedido vasallaje al dinero y a la forma de conseguirlo para ridiculizarlo; para quitarle la importancia que le damos dejando al margen otros sentimientos más importantes para conseguirlo el vil metal, pero de esa forma irónica con que Tarantino da sus mensajes.
Me ha gustado, mantiene un buen ritmo narrativo y los diálogos son brillantes dentro de la línea de estupidez comedida que le gustan al director. Notable, 8.
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Me ha sorprendido la película de ese genio de nuestro tiempo que es Tarantino, porque aunque su forma de construir los diálogos, mitad estúpidos y sin sentido, mitad explicando hasta la saciedad lo que ya es obvio como si deseara que el espectador no se pierda nada y siga la película con facilidad sin darle muchas vueltas, es inconfundible. Quizás si puede extrañar esa ausencia de sangre a chorros, esa limitada violencia que componen gran parte de su obra bien aderezada con situaciones extrañas y buenas dosis de humor, pero sin duda esta película huele a "tarantina" por todos los lados, hiede a su toque personal e intransferible.
Curioso el tratamiento de los personajes y de los actores que lo representan, más allás de contar con uno de sus iconos de siempre, que realiza otras de sus mejores interpretaciones y que sin lugar a dudas comprende lo que el director desea de él y lo hace con muchísima naturalidad dentro de los personajes extravagantes que crea el director, como Samuel L. Jackson. Le da todo el protagonismo a Pam Grier, actriz de éxito de los ochenta que estaba prácticamente prejubilada cuando se realizó esta película, y que sin duda vuelve por todo lo alto exhibiendo su atractiva madurez y jactándose de ella. En vez de utilizar a De Niro o Michael Keaton como su cómplice, actores de mucho mayor empaque, los utiliza como secundarios de lujo junto con la atractiva Bridget Fonda, y le da el papel a un secundario de verdad como Robert Forster que estuvo nominado a los Oscar por su excepcional trabajo.
Película interesante, que utiliza Tarantino al máximo para recrearse con ello y echarse una larga carcajada, sobre la codicia humana y ese desmedido vasallaje al dinero y a la forma de conseguirlo para ridiculizarlo; para quitarle la importancia que le damos dejando al margen otros sentimientos más importantes para conseguirlo el vil metal, pero de esa forma irónica con que Tarantino da sus mensajes.
Me ha gustado, mantiene un buen ritmo narrativo y los diálogos son brillantes dentro de la línea de estupidez comedida que le gustan al director. Notable, 8.