Resonando en mis oídos los acordes de "Yo te diré" interpretado por Carmen París, la canción que cantaban durante casi el año de asedio de Baler las indígenas tagalas, en la filipina isla de Luzón, en homenaje a aquéllos cincuenta valientes que defendieron a su patria con sus vidas, equivocadamente o no, al desconocer que España vendió tanto las Islas Filipinas, como Cuba y Puerto Rico a los EE UU a cambio de 20 millones de dólares.
Lo cierto o incierto de lo que ocurrió allí, cuando al único militar al que se le concedió la laureada fue al Teniente Saturnino Martín Cerezo, no lo sabremos con certeza, aunque muchos sobrevivieron y dieron su testimonio sobre los hechos acaecidos, pero la vergonzante actuación de España para con sus soldados en Filipinas con aquel famoso "sin noticias de Manila", y la corrupción imperante sumadas a la caída del Imperio donde no se ponía el sol, hacen que dichos testimonios pudieran ser manipulados para maquillar lo que realmente acaeció allí.
La realidad es que es una página de la historia de nuestro país, versionada por Salvador Calvo, y excelentemente interpretada por Luis Tosar y Álvaro Cervantes, entre otros, con una excelente caracterización de los personajes históricos y de la vida en Filipinas a finales del siglo XIX, donde los oficiales del ejército e incluso los suboficiales, fueran como fueran, tenían ese hálito de superioridad que se desprende perfectamente de la película, y donde la Iglesia y sus miembros tenían incluso más poder que los propios militares.
Me ha gustado, y mi curiosidad me ha llevado a leer algunos pasajes, incluso algunas cartas que escribieron los supervivientes, supongo que censuradas, porque realmente no entran en muchos detalles a pesar del infierno que sufrieron y la incultura imperante en aquella época.
Sin duda, el cine español va subiendo peldaños de dos en dos.
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Resonando en mis oídos los acordes de "Yo te diré" interpretado por Carmen París, la canción que cantaban durante casi el año de asedio de Baler las indígenas tagalas, en la filipina isla de Luzón, en homenaje a aquéllos cincuenta valientes que defendieron a su patria con sus vidas, equivocadamente o no, al desconocer que España vendió tanto las Islas Filipinas, como Cuba y Puerto Rico a los EE UU a cambio de 20 millones de dólares.
Lo cierto o incierto de lo que ocurrió allí, cuando al único militar al que se le concedió la laureada fue al Teniente Saturnino Martín Cerezo, no lo sabremos con certeza, aunque muchos sobrevivieron y dieron su testimonio sobre los hechos acaecidos, pero la vergonzante actuación de España para con sus soldados en Filipinas con aquel famoso "sin noticias de Manila", y la corrupción imperante sumadas a la caída del Imperio donde no se ponía el sol, hacen que dichos testimonios pudieran ser manipulados para maquillar lo que realmente acaeció allí.
La realidad es que es una página de la historia de nuestro país, versionada por Salvador Calvo, y excelentemente interpretada por Luis Tosar y Álvaro Cervantes, entre otros, con una excelente caracterización de los personajes históricos y de la vida en Filipinas a finales del siglo XIX, donde los oficiales del ejército e incluso los suboficiales, fueran como fueran, tenían ese hálito de superioridad que se desprende perfectamente de la película, y donde la Iglesia y sus miembros tenían incluso más poder que los propios militares.
Me ha gustado, y mi curiosidad me ha llevado a leer algunos pasajes, incluso algunas cartas que escribieron los supervivientes, supongo que censuradas, porque realmente no entran en muchos detalles a pesar del infierno que sufrieron y la incultura imperante en aquella época.
Sin duda, el cine español va subiendo peldaños de dos en dos.
Notable, 8.