Alejandro González Iñárritu nos embarca en una aventura épica, donde hace que la voluntad de sobrevivir de un hombre el leit motiv en que apoyar una adaptación de una novela que narra unos hechos reales acaecidos en el primer cuarto del siglo XIX, donde el hombre se enfrentaba con la naturaleza por el negocio de las pieles de los animales, una naturaleza más cruda, más fría, más despiadada, y no sólo eso, además se debe enfrentar a otros seres mejor adaptados que el propio hombre al medio, como los depredadores autóctonos de la zona en su lucha diaria por la supervivencia y las tribus indígena locales, que tenían la sensación de ser despojados de su hábitat natural, de sus raíces, de sus costumbres.
Una película de silencios, de ausencia de diálogo, donde el protagonista último es la propia naturaleza en todo su esplendor y en toda su furia, esos majestuosos paisajes que se suceden, esas nevadas que todo lo congelan esparciendo nieve por doquier, esas montañas insalvables, esos ríos caudalosos, con sus rápidos y sus cascadas, ese viento que aúlla dando paso a una excelente banda sonora original, otro de los aciertos de la cinta, que acompaña a los silencios , a la ausencia de diálogo, a la naturaleza en su plenitud.
Y ahí estamos los hombres con nuestra codicia e inmundicias mancillando esa tierra, esas costumbres, ese ciclo de la vida. El depredador último proclamando su superioridad como ser más evolucionado a hierro y fuego, a sangre y muerte, huyendo ante la adversidad a sus reductos arrancados de la tierra donde se puede imponer a todo, incluso a la más dura naturaleza.
Dicaprio no necesita grandes diálogos para interpretar a su personaje, un hombre blanco adaptado al medio con un hijo de la relación con una nativa india, que sufre unas espantosas heridas fruto de su lucha contra la naturaleza y es abandonado a su suerte (gran trabajo de maquillaje, por cierto, dando mucha credibilidad a las secuelas del combate) con los trofeos que le llevaron a su presunta muerte, trofeos que a la larga le dan la vida nuevamente, y poseído por esa fiebre humana que es la venganza persigue por los inhóspitos paisajes a Tom Hardy, en otro gran papel de sujeto representando las miserias humanas.
Supongo que la academia, después de varias oportunidades más que merecidas por Leonardo Dicaprio le dará la ansiada estatuilla, no así quizás a la película y a la dirección, o al menos por ahí van mis apuestas después de haber visto "Spotlight".
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Alejandro González Iñárritu nos embarca en una aventura épica, donde hace que la voluntad de sobrevivir de un hombre el leit motiv en que apoyar una adaptación de una novela que narra unos hechos reales acaecidos en el primer cuarto del siglo XIX, donde el hombre se enfrentaba con la naturaleza por el negocio de las pieles de los animales, una naturaleza más cruda, más fría, más despiadada, y no sólo eso, además se debe enfrentar a otros seres mejor adaptados que el propio hombre al medio, como los depredadores autóctonos de la zona en su lucha diaria por la supervivencia y las tribus indígena locales, que tenían la sensación de ser despojados de su hábitat natural, de sus raíces, de sus costumbres.
Una película de silencios, de ausencia de diálogo, donde el protagonista último es la propia naturaleza en todo su esplendor y en toda su furia, esos majestuosos paisajes que se suceden, esas nevadas que todo lo congelan esparciendo nieve por doquier, esas montañas insalvables, esos ríos caudalosos, con sus rápidos y sus cascadas, ese viento que aúlla dando paso a una excelente banda sonora original, otro de los aciertos de la cinta, que acompaña a los silencios , a la ausencia de diálogo, a la naturaleza en su plenitud.
Y ahí estamos los hombres con nuestra codicia e inmundicias mancillando esa tierra, esas costumbres, ese ciclo de la vida. El depredador último proclamando su superioridad como ser más evolucionado a hierro y fuego, a sangre y muerte, huyendo ante la adversidad a sus reductos arrancados de la tierra donde se puede imponer a todo, incluso a la más dura naturaleza.
Dicaprio no necesita grandes diálogos para interpretar a su personaje, un hombre blanco adaptado al medio con un hijo de la relación con una nativa india, que sufre unas espantosas heridas fruto de su lucha contra la naturaleza y es abandonado a su suerte (gran trabajo de maquillaje, por cierto, dando mucha credibilidad a las secuelas del combate) con los trofeos que le llevaron a su presunta muerte, trofeos que a la larga le dan la vida nuevamente, y poseído por esa fiebre humana que es la venganza persigue por los inhóspitos paisajes a Tom Hardy, en otro gran papel de sujeto representando las miserias humanas.
Supongo que la academia, después de varias oportunidades más que merecidas por Leonardo Dicaprio le dará la ansiada estatuilla, no así quizás a la película y a la dirección, o al menos por ahí van mis apuestas después de haber visto "Spotlight".
Notable película, un 8.