Thriller judicial sobre los riegos que conlleva el formar parte de un jurado, y más cuando al que se juzga es un capo mafioso y el que te persigue es un seductor asesino despiadado. No deja de ser inverosímil la puesta en escena del guión, pero aún así, hay que darle cierta credibilidad por lo que se juega el mafioso juzgado, su propia vida, y la impunidad con la que se mueven este tipo de criminales.
Brian Gibson consigue mantener un vivo ritmo e incluso consigue darle verosimilitud a sus personajes, con una Demi Moore muy preocupada por mantener la vida de su hijo, tanto que como en la inmortal "Doce hombres sin piedad", debe defender contra el resto del Jurado la inocencia de un hombre que a sabiendas es culpable. Buen trabajo de secundarios de auténtico lujo, con la aparición como su hijo de Joseph Gordon-Levitt, jovencísimo, Anne Heche y un inolvidable James Gandolfini.
Toda la acción se reduce a la relación amor, temor, odio del asesino, magníficamente interpretado por Alec Baldwin con su víctima jurado, Demi Moore, con una más que aceptable actuación de ambos que siguen estando muy denostados por público y crítica, quizás inmerecidamente en esta película.
Notable, 7.