Luc Besson exprime hasta las últimas gotas el personaje de Bryan Mills (interpretado por Liam Neeson), y su profundo amor a su familia, su ex esposa y sobre todo su hija, en esta tercera entrega en que la conexión con las dos primeras en más circunstancial y familiar entre Mills y su entorno con un guión demasiado previsible y rutinario que pone fin a una saga de acción bastante anodina.
Dirigida por Olivier Megaton, que también lo hizo en la segunda entrega, nos da lo que promete, acción y más acción a raudales, tiros y disparos, persecuciones automovilísticas rutinarias, y muertos, infinidad de ellos.
Se salva por las actuaciones de Neeson, últimamente encasillado en estos papeles de jubilado que debe volver a la acción, y sobre todo la presencia de Forest Whitaker, que con su arrolladora personalidad le da una apariencia de veracidad a la absurda actuación de FBI y policía, que no se enteran de nada hasta la escena final.
Sólo un 6, para amantes de la acción sin freno.