"Lobo" no es una película de terror, ni mucho menos, ni es un dechado de efectos especiales con una transformación del hombre al lobo o del lobo al hombre espectacular y extremadamente dolorosa, porque ni siquiera lo intenta más allá del crecimiento del vello y las patillas, y un cambio pupilar. Mike Nichols no quiere llevarnos al paroxismo del terror, ni mostrarnos otra cosa que humanizar el mito del hombre lobo, mostrándonos un thriller donde el hombre es un lobo para el hombre, como decía Descartes, y donde el quitarle a tu superior todo lo que posee por simple avaricia o ambición se convierten en el leitmotiv de la película.
Grandes actores, donde destaca la exuberante belleza de Michelle Pfeiffer y el indudable talento para la interpretación de Jack Nicholson, bien secundado por James Spader como triángulo interpretativo.
No acaba de enamorar. Interesante, 6.