Ya ha llovido desde 1981, donde uno de los grandes del cine español, José Luis Garci, dirigió, además de producir, esta verdadera obra de arte que sigue olvidada por muchos.
Cine negro con sabor español, con Madrid como gran escenario y el Frontón Madrid, ya en desuso y prácticamente derruido, como parada y fonda de un director intimista que siempre deja en cada una de sus producciones su impronta, su origen asturiano, y sus aficiones, el fútbol (seguidor irredento del Sporting y del Atlético de Madrid) y su gran pasión, el boxeo.
Con ese ritmo pausado que le caracteriza, y apoyado en uno de sus actores de referencia, el gran Alfredo Landa, nos presenta al personaje de Germán Areta, un antiguo policía metido a detective privado, un tipo íntegro a pesar de la profesión que eligió, en la pista de una mujer desaparecida.
Excelente dirección, inmejorables interpretaciones, sublimes escenarios y una BSO cuidada, intimista y adecuada a lo que estamos viendo, esta película es una de las más grandes del cine español, y como tal, se merece la matrícula de honor, un merecido 10.