Me esperaba una película con una gran ambientación y fotografía, pero me he encontrado con un relato extremadamente tradicional en cuanto al guión se refiere. Tampoco es que me haya decepcionado, pero si es cierto que no sorprende en casi ninguna faceta técnica o narrativa.
Algo que si me ha sorprendido, y mucho, es el atrevimiento que tuvo el director (o quien fuese) para utilizar la mirada hacia la cámara para los diálogos entre personajes, algo que en la década de los 50 era una total y absoluta violación de las reglas cinematográficas...
En cuanto a la historia en si pues eso, se nos muestra una familia un poco fracturada por un pequeño drama y la visita de una pareja de ancianos a sus hijos. Algo que como digo esperaba que diera inca pie a una ambientación muy real y explícita de la capital nipona, pero que para mi gusto se queda un poco en segundo plano. Por lo demás no hay mucho que destacar, los guiones son muy tradicionales, coloquiales y apenas sorprenden. En algunos momentos incluso me ha parecido mas un falso documental sobre las tradiciones familiares en japón que una película en si, pero no debemos olvidar que estamos hablando de una película rodada en 1956 en un país aún conmocionado por el sufrimiento que vivió.