John Ford, de ascendencia irlandesa, saca del baúl de sus recuerdos lo que su madre le enseñaba de la vieja y verde Irlanda y nos los ofrece en esta comedia romántica con sabor a cerveza negra y a verdes pastos de la antigua isla.
John Wayne vuelve a su tierra desde la joven América para reencontrarse con su lugar de nacimiento, ese que tanto le recordaba su madre y recompra la casa de sus ancestros. Por el camino ve a una pastora de cabellos de fuego, la explosiva Maureen O'Hara, y se enamora perdidamente de ella.
Y eso da pié a que nos presente las costumbres irlandesas del siglo pasado... y del anterior, el cortejo con un casamentero profesional, la cerveza negra que no sé si será la Guinness, esa que bebemos cuando vamos a una taberna o pub irlandés, aunque a mí personalmente caliente no me gusta, ni me gusta el whisky irlandés en su interior, quizás un chupito para pasarla mejor, ni esa tradicional Iglesia, católica o protestante, donde los feligreses acaban todos en el bar, y qué decir de su tradición boxística, de su alcoholismo generalizado o de su machismo exacerbado, algo consustancial y reprobable, pero ahí está, y bien que lo muestran. Sólo me queda apostar por los negativos que desde el sector femenino y el masculino que lo reprueba me regalen de acuerdo con la Ley de violencia de género, ahora que VOX ha sacado 24 diputados que luchan contra ella.
Simpática parodia envuelta en comedia romántica que se ha convertido en una fantástica obra de arte a pesar de su longevidad, porque por lo excelso nunca pasa el tiempo.
Matrícula de honor, un rotundo 10 con un puesto de honor entre mis favoritas e imprescindibles.
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John Ford, de ascendencia irlandesa, saca del baúl de sus recuerdos lo que su madre le enseñaba de la vieja y verde Irlanda y nos los ofrece en esta comedia romántica con sabor a cerveza negra y a verdes pastos de la antigua isla.
John Wayne vuelve a su tierra desde la joven América para reencontrarse con su lugar de nacimiento, ese que tanto le recordaba su madre y recompra la casa de sus ancestros. Por el camino ve a una pastora de cabellos de fuego, la explosiva Maureen O'Hara, y se enamora perdidamente de ella.
Y eso da pié a que nos presente las costumbres irlandesas del siglo pasado... y del anterior, el cortejo con un casamentero profesional, la cerveza negra que no sé si será la Guinness, esa que bebemos cuando vamos a una taberna o pub irlandés, aunque a mí personalmente caliente no me gusta, ni me gusta el whisky irlandés en su interior, quizás un chupito para pasarla mejor, ni esa tradicional Iglesia, católica o protestante, donde los feligreses acaban todos en el bar, y qué decir de su tradición boxística, de su alcoholismo generalizado o de su machismo exacerbado, algo consustancial y reprobable, pero ahí está, y bien que lo muestran. Sólo me queda apostar por los negativos que desde el sector femenino y el masculino que lo reprueba me regalen de acuerdo con la Ley de violencia de género, ahora que VOX ha sacado 24 diputados que luchan contra ella.
Simpática parodia envuelta en comedia romántica que se ha convertido en una fantástica obra de arte a pesar de su longevidad, porque por lo excelso nunca pasa el tiempo.
Matrícula de honor, un rotundo 10 con un puesto de honor entre mis favoritas e imprescindibles.