Me habían hablado de David Mamet y de la profundidad que da tanto a su cine como a su teatro, con mensajes ocultos y subliminales. Sin embargo, aquí se aprecia claramente un claro racismo xenófobo, en tres vertientes, la persecución policial a un asesino de raza negra, algo a lo que estamos muy acostumbrados, y por otro lado la indolencia hacia la muerte de una anciana judía cuya causa más probable, como dicen los chicos negros del barrio marginal, es porque guardaba dinero en el sótano de una tienda de caramelos que regentaba en medio del ghetto negro.
Y he ahí que el policía que lleva la investigación de ambos casos, un inconmensurable Joe Mantegna en un gran papel, es un judío poco practicante al que en la primera escena ya le desprecian por su condición religiosa sus propios superiores siendo algo a lo que está habituado desde niño. La moraleja de Mamet va por ese sentido, policía estadounidense menospreciado por ser judío, y judíos sionistas que le desprecian por no ser practicante y defender más a EEUU que a la gente de su comunidad religiosa. En definitiva, un incomprendido despreciado por todo el mundo.
Con giros plausibles y alguna que otra sorpresa, se queda en un drama de investigación policial menor, eso sí, con una extraordinaria actuación de Mantegna, actor al que no se le ha valorado nunca en su justa medida.
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Me habían hablado de David Mamet y de la profundidad que da tanto a su cine como a su teatro, con mensajes ocultos y subliminales. Sin embargo, aquí se aprecia claramente un claro racismo xenófobo, en tres vertientes, la persecución policial a un asesino de raza negra, algo a lo que estamos muy acostumbrados, y por otro lado la indolencia hacia la muerte de una anciana judía cuya causa más probable, como dicen los chicos negros del barrio marginal, es porque guardaba dinero en el sótano de una tienda de caramelos que regentaba en medio del ghetto negro.
Y he ahí que el policía que lleva la investigación de ambos casos, un inconmensurable Joe Mantegna en un gran papel, es un judío poco practicante al que en la primera escena ya le desprecian por su condición religiosa sus propios superiores siendo algo a lo que está habituado desde niño. La moraleja de Mamet va por ese sentido, policía estadounidense menospreciado por ser judío, y judíos sionistas que le desprecian por no ser practicante y defender más a EEUU que a la gente de su comunidad religiosa. En definitiva, un incomprendido despreciado por todo el mundo.
Con giros plausibles y alguna que otra sorpresa, se queda en un drama de investigación policial menor, eso sí, con una extraordinaria actuación de Mantegna, actor al que no se le ha valorado nunca en su justa medida.
Un notable, 7.