Me ha gustado. Puede parecer la típica película costumbrista que gusta a quienes disfrutan de este estilo, pero el protagonista, que es quien vive la historia, es eminentemente cosmopolita. Así, no dejamos de observar a la gente del pueblo con el humor que sus ocurrencias producen, en su local concepción del mundo, frente al flamante ciudadano ilustre que tiene una mentalidad más exquisita y que se considera más que el pueblo.
Toda la obra está acompañada de un humor no forzado, natural como yo no he visto en otra película. La actuación de Óscar Martínez es brillante, magnífica. Eso, unido al buen guión, hace que a veces parezca que no estamos viendo una película, sino siguiendo efectivamente los pasos del ganador del Nobel de Literatura en su pueblo natal de Salas, fuente de inspiración de sus novelas que lleva 40 años sin visitar.
Me voy a repetir, pero de verdad, solo por la actuación de Óscar Martínez merece la pena quedarse a ver la película. Si llegan aquí con dudas, quédense, no se arrepentirán.