Pues la primera temporada presenta una serie adictiva que engancha desde el primer capítulo gracias a su rápida forma de entrelazar las tramas familiares con el crecimiento y transformación de Dublín. Me ha gustado especialmente cómo los conflictos y decisiones de cada uno de los hermanos Guinness impactan directamente en la política y el desarrollo de la ciudad, aportando una dimensión histórica muy bien integrada.
La ambientación está muy cuidada, tanto en vestuario como en localizaciones, y me ha parecido un gran acierto que indiquen el valor actual de las cifras económicas de la época: aporta contexto y refuerza el impacto de los logros y riesgos asumidos.
En cuanto a la música, aunque anacrónica —mezclando rock, folk-rock e incluso rap—, funciona sorprendentemente bien. Potencia los momentos más tensos y dramáticos, que no son pocos, y le da un aire moderno sin perder su esencia histórica.