Es bastante confusa, podían haberse ahorrado tiempo en las escenas y seguir contando lo mismo, y en otras quizás haber concretado más la historia, por momentos pierdes el hilo. La idea es buena e interesante y algunos conceptos me han gustado, como la fina línea entre ficción y realidad o que seamos pequeños fragmentos de recuerdos que viven en nuestra mente y que nos acechan en nuestras tareas diarias. También bien planteada la crítica constante que recibe una escritora por parte de su círculo más cercano y cómo ponen en duda y desvalorizan tus sueños, pero todo desde el cariño.
Destaco la actuación en general del reparto y, especialmente, la de Sibyl (Virginie Efira) y Margot (Adèle Exarchopoulos), fuertes escenas dramáticas en las que el desgarro traspasa la pantalla. Para mí el gran elenco salvó una película narrada a trompicones