Película producida por el propio Gary Cooper, que se atreve hasta a cantar por primera vez en la pantalla en las muchas películas que le he visto, un tanto egocéntrica y para su propia excentricidad siendo ya uno de los mejores, si no el mejor, actor del Hollywood de la época, dirigido por Stuart Heisler al que puso a dedo para que le permitiera despacharse a gusto, aunque la brillantez de la película es más bien moderada.
Comedia de enredo en un western, algo poco frecuente, pero acertó sin duda con su partenaire, una Loretta Young atractiva y sugestiva, a la manera del cine de la época, a la que le obsequia con un sonoro beso en el que se recrea y que seguro que ha pasado a la historia.
Curiosa, aunque bastante mejorable, siendo sin duda una de las películas más flojas de este gran actor.
Aprobado, 5.